22 noviembre 2007

Eternidad


Siempre recuerdo a los profesores de religión que tuve que aguantar de chico y a los predicadores de los ejercicios espirituales. Creo que fue porque, entonces, me asustaron adrede. En el fondo se dedicaban a ello, la iglesia ha basado siempre su poder en la coacción. Sobre todo cuando hacían aquellas comparaciones para explicar la eternidad. Cosas parecidas a estas que, quizás, hayamos oído todos alguna vez, decían, por ejemplo: Imaginaos un pedazo de hierro del tamaño de una montaña, imaginad también que un pajarillo lo roza continuamente con su ala, ¿cuánto tiempo necesitaría para desgastar totalmente la montaña de hierro? Pues bien, cuando lo hubiera hecho la eternidad ni siquiera habría comenzado.
Claro, era la eternidad que querían vendernos, porque no olvidemos que la mercancía que vende la iglesia es la vida eterna. Hoy pienso que cuando yo nací es evidente que me había perdido la parte de eternidad anterior a mi nacimiento. Este hecho lo he vivido con la misma insensibilidad e indiferencia que viviré el perderme la parte de eternidad posterior a mi muerte. Ambas, como alguien diría, sin pena ni gloria.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

Oscura, represiva, castradora de espíritus fue la iglesia que yo conocí.
Me costó mucho desprenderme de su lavado de cerebro. Pero las horas que pasé escuchando misas y mirando imágenes de snatos torturados ya nadie me las puede devolver.
De todos modos, bien mirado, sería estupendo tener un "padre" que todo lo puede. Que chollo.

Soros dijo...

De ese paño que tu dices muchos tenemos un traje.
Y puestos a tener un todopoderoso en el entorno, ¿por qué no una madre? Al fin y al cabo no está demostrado que dios no sea negra.