23 noviembre 2007

Fachada


La casa vieja evocaba recuerdos con sólo mirar la fachada. ¿Quién la haría? ¿Hace cuánto tiempo? ¿Quién dormiría en ella la última vez que estuvo viva? ¿Qué secretos habrán cobijado sus paredes?
Próxima a ella estaba la pala excavadora que la iba a derribar para hacer pisos nuevos. Saqué del bolsillo el ojo automático que, más que las cosas, perpetua los momentos y quise que alguien pudiera ver lo mismo que yo vi y cuyo modelo original ya nadie podrá volver a ver al natural.

1 comentario:

Paz Zeltia dijo...

Las casas, al menos las de antes, sobreviven a quienes las poseen y guardan para siempre sus secretos. Es más triste cuando las personas ancianas que han vivido en ellas durante muchos años, tienen que ver como la casa desaparece. Entonces sí que es una manera de hacer desaparecer su vida.