- No existes si no crees en mí y te haces mi vasallo- dijo El Dinero.
- Mal que te pese, existo y sólo a mí me debo- replicó El Pelagatos.
- No existe quien no será conocido sin mi consentimiento.
- Pasaré por alguna grieta de tu puerta, como una lagartija, cuando apenas haya luz suficiente para que me distingas. Siempre ha ocurrido así y también ahora. Por eso hay esperanza.
- Mi puerta no tiene grietas que pueda atravesar tu insignificancia.
- La esperanza es la fe y el mundo del insignificante y tú sólo eres una puerta. Yo soy y tú no eres, aunque existas.
- Yo soy la puerta a todas las cosas y no necesito fe ninguna para existir porque yo soy el medio y el fin, fuera de mí no hay nada.
- Sí, te lo repito, adoquín, está la esperanza… dijo El Pelagatos, encerrado en la oscura celda, mientras dos lágrimas calientes le rodaban mejillas abajo.
- Mal que te pese, existo y sólo a mí me debo- replicó El Pelagatos.
- No existe quien no será conocido sin mi consentimiento.
- Pasaré por alguna grieta de tu puerta, como una lagartija, cuando apenas haya luz suficiente para que me distingas. Siempre ha ocurrido así y también ahora. Por eso hay esperanza.
- Mi puerta no tiene grietas que pueda atravesar tu insignificancia.
- La esperanza es la fe y el mundo del insignificante y tú sólo eres una puerta. Yo soy y tú no eres, aunque existas.
- Yo soy la puerta a todas las cosas y no necesito fe ninguna para existir porque yo soy el medio y el fin, fuera de mí no hay nada.
- Sí, te lo repito, adoquín, está la esperanza… dijo El Pelagatos, encerrado en la oscura celda, mientras dos lágrimas calientes le rodaban mejillas abajo.
1 comentario:
No la pierdas jamás...
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