En mi ciudad, como en tantas otras, han hecho muchas obras en los últimos años. Las más son pisos y chalets y otros tipos de viviendas que sirven para que los ciudadanos las habiten o especulen con ellas, para que los constructores se forren y para que los partidos políticos en el poder municipal crezcan en influencia, por decirlo de algún modo. Pero los ayuntamientos, para compensar tanta especulación y tanto negocio y tanta cosa turbia y ganar de paso algo de prestigio, hacen habitualmente obras públicas como jardines, auditorios, restauraciones y otras.
Hoy he ido a mi trabajo caminado por una de estas obras. Está hecha en un antiguo barranco por el que bajaba un arroyo hasta el río. El arroyo se ha cubierto y en las laderas del barranco se ha hecho un parque con césped y árboles variados. Entre ambas laderas, y sobre el arroyo cubierto, se ha hecho un canal artificial de kilómetro y medio con dos palmos de agua y dos carreterillas paralelas a él, una para peatones y otra para ciclistas y patinadores. El conjunto del parque se ha decorado con isletas y con patos domésticos que tienen sus casitas y a los que los empleados municipales dan de comer. Todo tiene una apariencia de naturaleza idílica y domesticada.
Pero lo curioso del caso no es nada de esto. He visto como los patos azulones que proceden del río, en otros tiempos salvajes y huidizos, se están urbanizando con la ciudad y ya han empezado a convivir en el canal con los otros patos domésticos sin asustarse de la proximidad de la gente y compartiendo la comida de éstos últimos. Así que también los patos se vienen del campo a la ciudad en una moderna inmigración animal. Pero ya, lo que si me ha dado pena, ha sido un martín pescador que, confundido por la apariencia del canal artificial, lo recorre como un loco buscando unos pececillos inexistentes que él debe de pensar que no encuentra por su torpeza. El martín pescador no sabe que las apariencias pueden ser engañosas.
Hoy he ido a mi trabajo caminado por una de estas obras. Está hecha en un antiguo barranco por el que bajaba un arroyo hasta el río. El arroyo se ha cubierto y en las laderas del barranco se ha hecho un parque con césped y árboles variados. Entre ambas laderas, y sobre el arroyo cubierto, se ha hecho un canal artificial de kilómetro y medio con dos palmos de agua y dos carreterillas paralelas a él, una para peatones y otra para ciclistas y patinadores. El conjunto del parque se ha decorado con isletas y con patos domésticos que tienen sus casitas y a los que los empleados municipales dan de comer. Todo tiene una apariencia de naturaleza idílica y domesticada.
Pero lo curioso del caso no es nada de esto. He visto como los patos azulones que proceden del río, en otros tiempos salvajes y huidizos, se están urbanizando con la ciudad y ya han empezado a convivir en el canal con los otros patos domésticos sin asustarse de la proximidad de la gente y compartiendo la comida de éstos últimos. Así que también los patos se vienen del campo a la ciudad en una moderna inmigración animal. Pero ya, lo que si me ha dado pena, ha sido un martín pescador que, confundido por la apariencia del canal artificial, lo recorre como un loco buscando unos pececillos inexistentes que él debe de pensar que no encuentra por su torpeza. El martín pescador no sabe que las apariencias pueden ser engañosas.
2 comentarios:
Yo estuve viviendo cinco años en una urbanización de casas de apartamentos con muchas zonas verdes muy cuidadas y ... un pequeño río "urbanizado" con puentecitos que recuerdan cuentos, vegetación "hábilmente dispuesta", cañaverales y enredaderas, paseos de grava, bancos... y patos, ocas, cisnes, etc. En la época de migración se podían ver pasar bandadas de patos con su forma de V, muchos paraban en el río... y como pasó en tu ciudad, algunos se quedaron, y decidieron que no se iban a ninguna parte. El ejemplo de los patos cundió en alguna otra especie no muy exigente. El ayuntamiento les cuida, asi que ¿quien se resiste a un buen retiro con una pensión del estado? :-)
Hay una canción muy buena de un cantante italiano llamado Giorgio Conte (hermano de Paolo)que se titula "povero piccolo martin pescatore"
Está en el disco "IL CONTESTORIE" que es tan genial que nadie ha oido hablar de él, ni siquiera en Italia
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