Albert Arnold Gore Jr., más conocido como Al Gore nació en 1948, ha servido durante muchos años a la administración de los USA y comparte un premio Nobel de la Paz, el de este año 2007, según parece, por sus esfuerzos en constituir y divulgar un conocimiento exhaustivo sobre el cambio climático producido por el hombre en el planeta y proponer medidas para contrarrestarlo.
No he podido evitar, al conocer la fulminante carrera del político estadounidense como ecologista, el recordar a nuestro compatriota Miguel Delibes. Siempre que se produce un debate sobre el cambio climático, Delibes viene a mi memoria. Y lo hace por dos motivos, el primero porque Delibes sí que fue un pionero en estos asuntos y un profeta, pues predijo hace muchos años lo que está ocurriendo en el mundo, ecológicamente me refiero; el segundo es por el olvido y la relativa postergación que como literato comprometido ha tenido, y no digamos ya como ecologista cuando ni siquiera se empleaba esta palabra, a mi juicio por mantenerse fiel a unas posturas que, si hoy todavía se discuten y hasta se ponen en duda por “gente eminente”, hace 50 años se despreciaban con burla y escarnio.
La obra literaria y humanista de Delibes comienza en 1949, casi el año en el que Mr. Gore vino al mundo. Contrasta la vida relativamente humilde y provinciana, casi pueblerina si se leen sus obras, de Delibes, que fue profesor y periodista en Valladolid, con la vida rutilante de Gore en un país como los USA y en unos puestos de tanta responsabilidad y desde los que ha podido conocer muy bien qué es lo que estaba y está ocurriendo en el planeta. Sin embargo a Mr. Gore le han concedido el Nobel por llegar a conclusiones que Delibes expuso en su discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua en el año 1973 y que fue posteriormente editado en el año 1979 con el título “Un mundo que agoniza”. De Delibes se dijo que era el escritor de la tristeza, del pesimismo y, es más, algunos llegaron en aquellos años del desarrollismo a tildarle de reaccionario. Pobre señor Delibes, llamarle reaccionario a él precisamente. Sería muy prolijo, y pedante por mi parte, citar el pensamiento de Miguel Delibes, pero sí que invito a leer “Un mundo que agoniza”, no es muy largo, es sólo un discurso, y veréis con qué claridad y sencillez exponía lo que está ocurriendo ahora, quizás con tanta como Mr. Gore, pero con la diferencia de que lo hacía hace casi 35 años. Un poquito antes, ¿no? Claro que si la gente se burló de Delibes entonces no creo que hoy hayamos cambiado a mejor. Seguro que se intentarán medidas para combatir el cambio climático cuando todos veamos evidentes sus efectos en nuestras propias vidas pero, para entonces, no creo que sea posible hacerlo. Vivimos en un mundo en el que la máxima es “coge el dinero y corre”. Lo que pase mañana no nos importa, ya se las arreglarán otros. Pero, cuidado, este mañana lo tenemos ya encima.
No he podido evitar, al conocer la fulminante carrera del político estadounidense como ecologista, el recordar a nuestro compatriota Miguel Delibes. Siempre que se produce un debate sobre el cambio climático, Delibes viene a mi memoria. Y lo hace por dos motivos, el primero porque Delibes sí que fue un pionero en estos asuntos y un profeta, pues predijo hace muchos años lo que está ocurriendo en el mundo, ecológicamente me refiero; el segundo es por el olvido y la relativa postergación que como literato comprometido ha tenido, y no digamos ya como ecologista cuando ni siquiera se empleaba esta palabra, a mi juicio por mantenerse fiel a unas posturas que, si hoy todavía se discuten y hasta se ponen en duda por “gente eminente”, hace 50 años se despreciaban con burla y escarnio.
La obra literaria y humanista de Delibes comienza en 1949, casi el año en el que Mr. Gore vino al mundo. Contrasta la vida relativamente humilde y provinciana, casi pueblerina si se leen sus obras, de Delibes, que fue profesor y periodista en Valladolid, con la vida rutilante de Gore en un país como los USA y en unos puestos de tanta responsabilidad y desde los que ha podido conocer muy bien qué es lo que estaba y está ocurriendo en el planeta. Sin embargo a Mr. Gore le han concedido el Nobel por llegar a conclusiones que Delibes expuso en su discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua en el año 1973 y que fue posteriormente editado en el año 1979 con el título “Un mundo que agoniza”. De Delibes se dijo que era el escritor de la tristeza, del pesimismo y, es más, algunos llegaron en aquellos años del desarrollismo a tildarle de reaccionario. Pobre señor Delibes, llamarle reaccionario a él precisamente. Sería muy prolijo, y pedante por mi parte, citar el pensamiento de Miguel Delibes, pero sí que invito a leer “Un mundo que agoniza”, no es muy largo, es sólo un discurso, y veréis con qué claridad y sencillez exponía lo que está ocurriendo ahora, quizás con tanta como Mr. Gore, pero con la diferencia de que lo hacía hace casi 35 años. Un poquito antes, ¿no? Claro que si la gente se burló de Delibes entonces no creo que hoy hayamos cambiado a mejor. Seguro que se intentarán medidas para combatir el cambio climático cuando todos veamos evidentes sus efectos en nuestras propias vidas pero, para entonces, no creo que sea posible hacerlo. Vivimos en un mundo en el que la máxima es “coge el dinero y corre”. Lo que pase mañana no nos importa, ya se las arreglarán otros. Pero, cuidado, este mañana lo tenemos ya encima.
2 comentarios:
Los premios ya no tienen el prestigio que tuvieron. Ahora el premiado parece ser el que da el premio y no el que lo recibe. Ya no es que el Planeta sea un premio pactado, y que lo reciba cualquier juntaletras popular o lameculos del régimen, es que incluso el nobel de la paz se lo dan a una tipa que justifica la ablación del clítoris en su pais (Wangari Muta Maathai).Yo propongo a Delibes para el de la paz y para el de literatura.
Koborronm en el caso de Wangari Muta Maathai, eso de que está a favor de la ablación, ella afirma en una entrevista que le hizo el diario el País que eso es falso, que s un bulo que no sabe d e donde salió. Y me cuesta trabajo creer que una mujer culta como ella, involucrada en la problemática de su país, que lucha por la democracia y el medioambiente esté a favor de esa práctica que vulnera el cuerpo y los derechos de las mujeres.
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