18 junio 2007

Pan sin sal.


Ramón es, sin lugar a dudas, mi mejor amigo. Conseguimos juntos el primer trabajo y después el azar nos puso a trabajar como compañeros en la misma empresa durante más de 20 años y ahí seguimos. Hemos sido amigos en las penas, que hasta ahora han sido pocas pero que prometen ser crecientes, y en las alegrías que hasta el momento han sido más abundantes.
Ramón es el típico hombre de barra y barrio y no solamente porque le guste tomar un vino de vez en cuando sino porque, sobre todo, le gusta tratar con la gente. No puede vivir sin conversación, sin hablar con todo el mundo, sin saber la vida de los demás. Él, al contrario que yo, no es de la ciudad sino de un pequeño pueblo de otra provincia. No obstante, gracias a sus dotes sociales, Ramón conoce a todos, sabe sus vidas, recuerda sus problemas, se interesa por los demás y todo el mundo le aprecia. Es una paradoja que, siendo yo de aquí, cuando vamos juntos por ahí, a dar una vuelta, toda la gente le saluda a él y a mí casi nadie me conoce y menos por mi nombre.
¿Qué pasa, Ramón, a dar una vuelta?
¿Qué hay, Ramón, no subes al pueblo?
¡Qué aproveche, Ramón y compañía!
Ramón, ¿cómo está tu madre?
¿Han salido ya setas en tu pueblo, Ramón?
...
Yo, testigo mudo de sus múltiples saludos, le suelo preguntar después de cada uno.
¿Quién es ese?
Pero, ¿no te acuerdas? Es el amigo del Gil, el molinero, que estuvimos una noche con él y su mujer en la feria, que estaba muy preocupado porque una chica, la única que tiene, se le tenía que casar de penalty con un hijo del Cirilito, el de Alcolea de las Peñas, el cuñao del Falafala. ¡Joder, hombre, no me digas que no te acuerdas!
¿Ese otro, es alguno de tu pueblo?
¡Qué va a ser de mi pueblo!, está casao con una chica del Matías, coño, del Mathews, no te acuerdas, el que se disfrazó de santo y le hicieron una procesión por carnavales subido en unas parrillas gigantes. Me pregunta por mi pueblo porque es del Vivanco que está al lado y siempre nos vemos por fiestas, por cierto que la última vez llevaba una chispa como un tábano.
¿Quién es la que nos ha deseado buen provecho? ¿Alguna de tus compañeras?
¡Qué cojones va a ser compañera! ¿No te acuerdas de la chica del Pichasanta de Sigüenza, la única de las cinco hijas que no es monja? Pero, hombre, si estuvo saliendo con el Sata de mi pueblo, que te conté que la dejó embarazada y como en casa de ella no le querían por bueno (Ya sabes el Sata es abreviatura biensonante de el Satanás) pues la mandó a esparragar, que pa chulo él. Pues esta pobre es la exnovia del Sata, joder, que no te aclaras. Tú no vives en este mundo, tío. El chico ya está para casarse pero al Sata no le salió de los cojones reconocerlo y la verdad es que a esta pobre chica todo el mundo en mi pueblo la aprecia. De él no puedo decir lo mismo, ¡menudo ciudadano!
¿Quién es ese que te ha preguntado por tu madre, Ramón?
Sí, hombre, ¿no te acuerdas de él? Es el Motopeto de mi pueblo, coño, que trabaja en la Bressel y sale con una hermana de la Borricanca. Hostia, hombre, que nos hemos tomado unos cuantos vinos con él en Casa Seco. No me digas que no te acuerdas. Es muy amigo del marido de la chica pequeña del Colás, la que se casó con el Serantes, el hijo del taxista de Loranca, sí hombre, el que trabajó de joven en las pistas de coches de choque de Luciano el Cagamantas.
Ramón, ¿quién es el de las setas?
Pero, leche, el Alcolea. No hay que hacerle mucho caso porque es un fantasma de muchas campanillas, siempre está diciendo que coge montones de setas, que, si va de caza, las perdices por docenas, que, si va de pesca, kilos de truchas así de grandes... Pero tiene mala suerte, un hijo se le ha ido de cabeza y otro, que estaba aparentemente bien, se le tiró por la terraza del octavo piso en que vive. Los que le conocen le llaman el Boqui (por Bocazas) pero ya casi nadie se lo dice porque les da pena, se comprende, después de lo del chico. ¿No te acuerdas de él? Pues él de ti sí y me dijo que fue contigo al colegio lo que pasa es que iba dos cursos detrás de ti. Su mujer es hermana del Barriel, el del butano, sí hombre, la que está con quimio porque le quitaron los ovarios. ¿No te acuerdas del Barriel? El amigo de Quintín el director de la cárcel, el amigo del Rodri que estudió contigo…

Y así vivo mi vida, explicada por mi amigo que me cuenta sus detalles. Educadamente saludo pero, sin mi amigo, pasaría al lado de mis conciudadanos ignorando sus biografías. Socialmente soy un ciego y Ramón mi lazarillo. Soy un pan sin sal. Sí.

4 comentarios:

Alejandra dijo...

Que maravilla de memoria! aunque claro, a parte de tener buena memoria tu amigo Ramón debe tener un corazón de oro, porque muchos pueden tener una buena memoria, pero pocos la utilizan para guardar referencias y los vínculos que tenemos con las personas, sin importar que sean solo conocidos.

Y yo que me sentía orgullosa por poder recordar los cumpleaños de mi familia y amigos!!! claro, igual suelo recordar también muchos datos de ellos, como los nombres de sus familiares más cercanos, números telefónicos, gustos, donde trabajan o estudian, pero lo de tu amigo Ramón es admirable!.

Cariños!

Soros dijo...

¿Quién te dice que no es todo inventado? Ya sabes lo que hacemos los que nos gusta escribir. No es necesariamente cierto todo lo que escribimos.
Bueno, Alejandra, pues muchas gracias de parte de Ramón y no le voy a decir nada de ti porque sin duda te haría el padrón enterito y a los cuatro días sabría hasta el día que cumple años tu peluquera... ja ja ja
Hasta la próxima, si no es antes.

Alejandra dijo...

Es cierto, escribes tus historias con tanta naturalidad que a veces olvido que podrían pertenecer tan solo a un fragmento de tu imaginación. Igual, como me encanta visitar tu mundo!!! ese mundo que creas para tus lectores cuando escribes, es todo un placer entrar en el y conocer los lugares y los personajes que habitan allí, ya que de una u otra forma existen, así sea solo en el mundo de la imaginación y los sueños.

Besos.

Soros dijo...

Gracias.
Amiga.