17 junio 2007

Leer


¿Un libro…? ¿Para qué?, a ver, ¿qué le pasa a la tele?
Nada es gratis ni fácil en nuestra sociedad, y menos la información. La información es poder y eso no se comparte ni se da graciosamente. Otra cosa es que se nos dé a los ciudadanos la sensación de estar informados. Pero, alguien cree que de veras lo estamos:
¿Qué nos dicen en un informativo estándar de la televisión? Pongamos un ejemplo: Un huracán de nombre Ofelia asola las costas de Cuba, los políticos de la UP discrepan en los planteamientos económicos de los de la UC, en Iraq vuelan otra mezquita, cruel y sangriento atentado terrorista en tal sitio, terribles inundaciones en tal otro, el azote del cambio climático nos acecha, truculenta muerte a martillazos de una santa esposa a manos del pérfido marido de quien no constaban denuncias anteriores, ha nacido una lagartija con dos cabezas en Chinchón, el té verde alarga la vida según recientes averiguaciones, Chorbi Barbi se ha casado con su novio hindú de toda la vida en una ostentosa celebración por el rito balinés y… veinte minutos de fútbol. Menos mal que el informativo sólo dura media hora.
Alguien, honradamente, cree saber lo que pasa en el mundo y además sus causas por medio de estos entretenidos servicios informativos. Alguien se ha dado cuenta de que es muy fácil que la gente nos creamos informados cuando meramente estamos entretenidos. La verdadera información no es pasiva, requiere tiempo, estudio, lecturas, reflexión… Fue el eslogan de la televisión que una imagen vale más que mil palabras, pero quizás sea más cierto que una imagen puede engañar mucho más que mil palabras. En cualquier caso una imagen no informa de lo que hay bajo ella. La información es una lucha amarga y tenaz que lleva un tremendo coste de energía y tiempo para quien la busca. Otra cosa es lo que nos quieran hacer creer quienes pretenden tenernos informados. Radio y televisión, poderosos medios, ambos son medios pasivos, donde el sujeto se siente informado sin esfuerzo, con lo que otros indagaron para él, con la confianza de que no le estén engañando, de que no estén focalizando la información a puntos interesados y, lo que ya sería utópico a muerte, que le estén dando información global sobre el planeta. Pero así queremos ser, que no lo somos, de ingenuos.
Hoy todo el mundo sabe leer, pero ¿Para qué? Si nadie lee.
La relación entre lenguaje, comunicación y poder está muy clara en esta breve frase: “Echa de ti esa sed de libros a fin de que no mueras rezongando, sino de buen semblante y agradecido en tu corazón a los dioses.” La frase no por actual es reciente, la dijo el emperador de Roma Marco Aurelio que lo fue desde el año 161 al 180. El asunto, como veis, lo tenían ya resuelto.

1 comentario:

betdeivis dijo...

Marco Aurelio sí que sabía!!!

Despues de todo que preferimos ¿SER FELICES e ignorantes o buscar el saber y ser desgraciados? Di´rás tú que no va aparejado lo uno y lo otro necesariamente. Y, probablemente no siempre sea así... pero si el saber no se refiere a un máster en computerización SI. Sí si has comido de la ciencia del bien y del mal.
Si lo dice clarito la Biblia, ese libro con historias fabulosas. (fabulosas= "de fábula") je.