04 junio 2007

El satélite

El satélite no para de dar vueltas a tu alrededor y está en permanente comunicación. Así que satélite es. Además, por lo que cuentas, eres la ilusión de su vida. Ese puntito de adrenalina que le pone especialmente. Por eso se la juega no sólo incluso delante de tu marido sino, precisa y ostentosa e intencionadamente, en los morros de tu marido porque eso le pone aún más. Entre lo redomado y lo sado se siente un boina verde del amor, el comando más intrépido del sexo, el satélite lo pasa bomba con esos subidones que le provoca el considerarse un ser tan listo como para meterse en la boca del lobo y salir airoso. Ni comparación con los puticlubs de carretera que frecuenta, ni color, querida. Es imposible que esas gestas no se las esté contando a sus amiguetes de barra y no ya sólo por la beldad conseguida, que ya cree en propiedad, sino, y aquí reside el gran mérito de sus pícaras andanzas, por la valiosa colaboración de tu marido que, sobre cornudo, sale burlado hasta el punto de servirle como su bobo colaborador. Cuídate, amiga, estás pisando terreno peligroso. La gramática parda del satélite le tiene entrenado para la disputa, las negativas, la lucha caracolera, el descaro más vergonzoso, el riesgo más temerario... porque ese es su mundo, pero su vanidad no soporta el silencio. Silencio es igual a desinterés, a olvido. Ahí pierde los papeles y no sabe qué hacer para recobrar el enfrentamiento, la respuesta, sea cual sea. El silencio mantenido le deja sin tierra bajo los pies y eso no lo aguanta. Ya lo sabes, querida, tú misma. Entraste por vanidad en este enredo y ahora no sabes salir. Serena tu cabeza y deja que ese botarate siga a la deriva. No mereces que te arrastre con él.

3 comentarios:

Alejandra dijo...

Buena crónica de una infidelidad... El sabor intenso y fugaz de lo prohibido. Un juego de seducción y pasión, la ruleta rusa del sexo... tarde o temprano alguien sale herido.

Me gusta como lo defines, un satélite... No se me hubiese ocurrido, y la verdad es una comparación bastante acertada. Dos cuerpos, atracción, sensaciones intensas, olvidarse del mundo en esos encuentros fugases, arrepentimientos, y de vuelta nuevamente al principio. Es un círculo vicioso. ¿Cuan preparados estamos para no caer en la tentación? solo lo sabremos cuando nos toque. Personalmente valoro por sobre todas las cosas la fidelidad... y tengo un grave defecto: No la perdono.

Como siempre mis saludos, con mucho cariño y respeto, esperando que realmente no te molesten mis comentarios en tu blog, por lo que se, creo que no, pero no esta mal preguntar...

Soros dijo...

No molestan tus comentarios. Todo lo contrario y, además, son los únicos que tengo. ¿Acaso puedo pedir más? Tener una lectora ya es mucho.
Cuidado con las tentaciones. A veces casi la única forma de vencerlas es caer en ellas. Aunque parezca un contrasentido.
La mujer de la que aquí hablo decía lo mismo que tú de la infidelidad y fíjate que fue ella la que, cuando quiso darse cuenta, había caído en ella. Lo digo porque la mujer existe.
Mi cordial saludo, única comentarista.

Alejandra dijo...

Entonces honor que me haces!!!. Te habrás dado cuenta que me encanta ser una de tus lectoras (dudo mucho que sea la única en leer tu blog, solamente que los demás son un poco más tímidos que yo para dejar sus comentarios). La verdad es que encontré tu página por casualidad, en un índice de blogs, y desde el momento que la vi me maravillo tu manera de escribir. Tus relatos son expresivos, emotivos, llenos de descripción y sentimientos, además que hacen entre ver que detrás de las palabras hay una persona muy inteligente.

Con respecto al tema de la infidelidad, estoy de acuerdo en que no se debe decir "de esta agua no beberé", por eso te decía que no sabemos cuan preparados estamos para afrontar una situación como ésta, ni como actuaríamos... nada es seguro. Claro, sigo pensando que no perdono al que me sea infiel (porque ya me ha tocado, y me ha sido imposible olvidar y dejar todo atrás, el perdón tiene que venir de una manera profunda, y ser 100% auténtico, no es solo una palabra de seis letras), y quizás esto sea simplemente porque nunca he estado del otro lado de la balanza, nunca he sido yo la autora de una infidelidad... Tendría que estar en esa situación para evaluar nuevamente mi parecer.

Igual este tema da para mucho, porque si a ver vamos ¿cuantos tipos de infidelidad existen?, ¿que tiene más peso?: Enamorarse de otra persona y amarla en silencio, o un encuentro sexual fugaz. Claro, ambos son tipos diferentes de infidelidad, pero uno duele más que otro...

Muchas gracias por permitirme opinar, por el cariño y por la compañía :)