16 diciembre 2007

Dulce Navidad


Viene la Navidad con la misma carga de plomo que tienen todas las obligaciones. Un año más nos trae un año menos, por si lo habías olvidado. Hay quien pone un belén o quien, más anglosajón o más al modo imperante, pone el abeto en el salón y cuelga el muérdago de la puerta de casa, pero, aunque te libres de todas esas cosas culturales o aculturales, por no tener un sentido de lo tradicional ni irte demasiado el folklore, es muy improbable que puedas eludir las comidas y cenas familiares de estos días y, lo que todavía es peor y verdaderamente odioso, la infinidad de compras y preparativos precisos para el evento. Y no seamos desconsiderados, olvidando los regalos, por favor. La Navidad es como un tsunami anual que llega irremediablemente y que la experiencia te dice que es imparable. Es una apoteosis no por anunciada evitable, no señor. Pasará sobre ti, quieras o no quieras. De grado o por la fuerza, la Navidad es así.
En las calles hay una borrachera de luz y sonido. Los villancicos, con sus ritmos repetitivos de campanillas y voces infantiles, descienden sobre nosotros desde todas las megafonías imaginables, como si fueran la paz del Señor, y las orondas figuras de los papás Noel de cara coloradita y ostentosamente sonrientes nos contemplan desde cada escaparate, como diciéndonos “eso es, así, así, comprad hasta que la palabra pierda su sentido ocasional y se convierta en algo continuo, como el respirar, porque eso, queridos, es la Navidad, es la felicidad que da el dinero y vosotros lo tenéis, dad gracias a Dios…” ¿Cómo que el dinero no da la felicidad? ¿Pero quién ha sido el imbécil que ha dicho eso? ¿Quién es ese retrógrado desclasado, de qué caverna ha salido ese desecho…? Pero, hijo, olvida esas tonterías, síguenos a todos, haz lo que hacemos, no ves que lo hacemos por ti, sí por ti, y si no te gusta, hazlo al menos por los mayores y, si no, por los niños pero, por favor, no muevas nuestros cimientos, no nos des un disgusto de ese calibre, no digas que el dinero no da la felicidad porque imagínate entonces lo que puede dar la miseria… Dices unas cosas que cualquiera diría que tienes ganas de ofender a Dios…y además, ¡vale ya de paños calientes, maldito cabrón!, es que aún no te has enterado de que no hay en el mundo mayor pecado que el de no seguir al abanderado… ¡Disidentes de los cojones!, no os aguanto, ni a vosotros ni a vuestro sindiós… ¡Ateos, rojos de mierda…! ¡No sé qué coño queréis! ¡…Por Dios!

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Tas enojado, Soros? :·0

Soros dijo...

No lo estoy, Piel de Letras. Para mí la Navidad es así. Sólo eso.

Insumisa dijo...

Bueno... por que no vale la pena enojarse por algo así. Mejor "sufrir" comiendo un poco de pan con chocolate, en tanto las cosas pasan.
Un abrazo
"El amor se vive, se palpa, se grita sin fecha y sin tiempo. Aunque sea Navidad" ;·D

Soros dijo...

Piel de Letras, cuando uno está enojado no debe escribir, hay que dejarlo para otro rato. Lo escrito, está escrito en calma. Y aún en calma, está escrito así porque la Navidad es, para mí, el tajamar del capitalismo y del consumismo, su conmemoración anual, y papá Noel su monaguillo inventado, la mascota de la Navidad, su logotipo. Cuidado que lo tengo claro y, a pesar de todo, tengo que tragar todos los años para no disgustar a mis mayores o a mis menores. Sin embargo, por favor, te lo ruego, entiéndeme, odio la Navidad. Así de simple. Creo que sé de qué va esto y no me gusta. Pero no quiero disgustar a nadie. Son cosas mías. ¿De acuerdo, Sagi? Gracias. Perdona por este lenguaje tan confianzudo pero tampoco lo puedo evitar, se me escapa. Sorry.

Insumisa dijo...

No hay cuidado, querido amigo. Cada uno ama lo que ama y detesta lo que detesta. Yo amo estar con mi familia. Hace poco estuve a punto de no estar mas y eso me ha dado una perspectiva distinta. Intento por lo pronto disfrutar del momento, del día, del instante.
Detesto las aglomeraciones y las compras de pánico. Detesto que me manipulen o intenten hacerlo. Pero procuro no hacer mas corajes "de oquis" como decimos por mi rancho. Disfruto prepararles cosas ricas cuando tengo tiempo.
Por cierto, escribir enojado es una catarsis sensacional, así que no dejes de hacerlo, que igual podrás sacar lo que desees en esta tu casa, e igual seguiré visitándote por mi dosis de historias interesantes en cuanto me sea posible.
Un abrazo grande y pacifista ;·)

Soros dijo...

Bien. Esto parece un diálogo. No está mal. No sé si me atreveré a probar esa catarsis de escribir cuando esté furioso. Oye, igual resulta. "No hacer más corajes de oquis..." es nuevo para mí.
Claro soy también feliz con los míos pero para ello no necesito la Navidad ni este espectáculo comercial que se monta... Oye qué pesado, ya ves que no cedo.
Saluditos.

Paz Zeltia dijo...

¡por fin! alguien que me entiende, soros, compañero de padecimientos en este sinsentido sonriente, contradictorio, inhumano. Si, inhumano, porque todo este derroche en el primer mundo, con solo lo que consumimos en lujos y excesos en la cena de navidad se salvarían las vidas de miles de personas. Y tanta hipocresía, por favor, tanto ahorrar energía y cada años más luces y luces y luces en las calles!. Yo comprendo que los que tienen comercios y tiendas, y viven de ello, se emocionen con las ventas, las promuevan en su propio beneficio, es humano,lo comprendo, pero... ¡un poquito de por favor!, que cuando en la postguerra nuestros abuelos o padres apenas tenían para lo necesario, igualmente se reunian las familias, cocinaban con amor, buscaban algo que los Reyes Magos de Oriente trajeran a sus niños, casi siempre algo que, "casualmente" necesitasen. Me he puesto a divagar y me ido por los cerros de úbeda, como el rey. No este, el otro jeje. Se ve que yo sí que me animo a escribir aunque esté cabreada. me empieza el cabreo ya en noviembre!!
En fin, ánimo. Y como dice "piel de letras"... tratemos de disfrutar de lo bueno que tiene que es ver la sonrisa en la cara de la gente que queremos. Pero aun así creo que debemos frenar esta vorágine, en lo que podamos, aunque sea tratando de poner un poco de sensatez en los seres que tenemos cerca.
Tenemos derecho a no sonreir cuando nos digan: "feliz navidad"

Anónimo dijo...

... tener no es signo de malvado,
y no tener tampoco es signo,
de que acompañe la virtud.
pero el que nace bien pagado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud...
Cancion de navidad de Sivio Rodriguez