25 enero 2010

Aventuras en un mundo ideal

Parece obvio, pero no es así. No se puede ir uno a atravesar los Picos de Europa, aprovechando el anunciado temporal de nieve, con un chubasquero y un bocata y que, cuando te pierdas, la familia monte el número y tengan que buscarte media docena de helicópteros y un regimiento de la Guardia Civil, más todos los grupos de abnegados voluntarios de la zona.
Por idéntica regla de tres, tampoco se puede ir uno a hacerse el París-Dakar por libre y, cuando te hayas perdido, te hayan robado y te hayan dado por el culo, reclamar que vaya la mismísima Legión a rescatarte y Moratinos a pedir una indemnización a las tribus nativas de la zona.
Es evidente que de estos dos ejemplos, el uno nacional y el otro internacional, habría de tomar nota el personal y no meterse en llamativas aventuras que, por ilógicas que sean, últimamente se han puesto de moda.
Por un lado parece que se lleva empeñarse en cualquier insensatez, como si la Naturaleza pudiéramos volverla virtual a nuestro antojo y como si los recursos de rescate estuvieran creados para nuestra diversión.
Por otro lado, en los últimos años y no me explico la razón, hemos adquirido la idea de que podemos ir por ahí pensando que esa tontería, que se llama ciudadanía europea, nos puede proteger de todo mal y que nuestra flamante monedita lo puede comprar todo. Algo así como si los ricos no pudiéramos ser sino espectadores intocables de las miserias del mundo y las balas no nos pudieran hacer pupa.
Cada día parece más necesario recordar a la gente que vivimos en un mundo donde, además de “Mira quien baila”, “Ana Rosa”, “Corazón, corazón” y la realidad virtual que desborda las pantallitas de nuestros portátiles y móviles, hay zonas peligrosas, temperaturas extremas, países prácticamente sin ley, lugares donde la corrupción reina, guerrillas, terroristas, delincuencia y además, claro, otras cosas más elementales como: ríos, mares, cadenas montañosas y mil enfermedades, contratiempos y meteoros (lluvias, nevadas, vendavales…) que se pueden presentar inesperadamente, amén de animales que comen carne, incluso europea, o que son venenosos o que nos pueden contagiar enfermedades… en fin, que el mundo no es precisamente como irse al crucero de Vacaciones en el Mar.
Un poco de sensatez, porque, ustedes me perdonarán, pero, si no, la única alternativa que se me está ocurriendo es fundar otra ONG, la de los gilipollas en apuros sin fronteras.

6 comentarios:

Helga F Moreno dijo...

Muy bueno!!!

Paz Zeltia dijo...

claro,
e igual el lenguaje también influye,
porque que te vendan
"turismo de aventura"
donde todos los riesgos están controlados...
terminamos creyéndonos que es así en todos los ámbitos.

Soros dijo...

Pero, Luna, qué puede esperarse si últimamente se da publicidad a cualquier extravagancia. Gracias.

Soros dijo...

Eso Zeltia, Turismo de aventura, encima eso. Y además pagando, como si no fueramos capaces de ponernos en peligros de modo gratuito. Pero, ¿quién se descuelga de las modas?

Metalsaurio dijo...

pensarán algunos que "para eso está el Gobierno"...

Soros dijo...

Claro, Metalsaurio. Educar en la tontería es lo que tiene.
Saludos.