07 enero 2010

Cuarto menguante

Cuando la alegría entre en cuarto menguante; cuando el cuerpo olvide lo que era resistencia y aprenda lo que es fragilidad; cuando las compañías de tu vida se vuelvan infantiles; cuando te adopten las hijas que nunca tuviste; cuando el dolor no sea novedad sino monotonía; cuando la noche tenga por hermana la vigilia; cuando la frontera entre el sueño y la vida esté borrada; cuando en los rostros de quienes te rodean veas sólo el reflejo de lo absurdo; cuando lo inesperado sea rutinario; cuando la marea de la vida te llegue a la barbilla; cuando la única cabeza amiga, que te quede, desbaratada, no te reconozca; cuando la vieja rutina de dormir se convierta en un hecho memorable; cuando repares en que hasta tu sombra se ha hecho quebradiza; cuando los razonamientos, las respuestas y el silencio sean la misma cosa; cuando la impavidez sea la única muestra que des de sufrimiento, será el cariño, si lo tuviste alguna vez, todo y, a la vez, lo único que te quede dentro. Cuando ese sentimiento exhales, da igual ya que el corazón palpite, te habrás muerto.

9 comentarios:

isidro dijo...

Impresionante reflesión, y tan bien descrita, que todavía si es cabe, la hace mucho más real.
Pero... mientras esto llega, habrá que sacarle, el máximo partido, a la poco vida que ya nos queda.

Soros dijo...

Por supuesto, Isidro, hemos de sacarle todo lo que podamos.Y, además, nunca se sabe si le queda más vida a un viejo o a un recién nacido. Cada cual tiene su tiempo. Y esto es una sinrazón. Sí.

Insumisa dijo...

Leí esto hace días. De hecho antes de irme a México. Me quedé reflexionando. Me dejaste pensando. Y extrañamente... sin palabras.

Soros dijo...

¿Sin palabras? Toda una novedad, Piel de Letras.

Insumisa dijo...

¡Jajajajajajaja!
¡¡¡ERES MALO!!!

SÍIII a veces me quedo sin palabras (aunqueustednolocrea), que no es lo mismo que sin pensamientos.

:-P

Soros dijo...

Afortunada entonces, Piel de Letras. Mejor quedarse sólo sin palabras.

Paz Zeltia dijo...

esto lo leí otras veces.
aunque no escribí nada, porque...
porque no quiero meterme dentro de él, creo.
de hecho, cuando lo leo, es porque olvidé el título, pienso que no lo he leído, y cuando ya he empezado el primer renglón, no puedo parar,
y pum
me lo trago,
y me queda ese regusto ácido y amargo, como a pomelo.

Anónimo dijo...

No sé qué decir, yo también me he quedado un poco sin palabras.
Me ha gustado pese a que es triste. Y es triste porque sucede de verdad.

Soros dijo...

Gracias, Palomamzs.
Te parecerá mentirá pero lo escribí hace tanto tiempo que, gracias a tu comentario, he vuelto a releerlo. No me acordaba de ello.