25 mayo 2006

La última defensa


Lo de que nadie queremos ser conscientes de nuestro final, por graves que estemos, es una gran verdad, pero es simplemente una defensa más de nuestro organismo que, por mal que estemos, se niega a considerar ninguna enfermedad como definitiva, al fin y al cabo llevamos viviendo muchos años saliendo de una y de otra. El organismo tiene espíritu de victoria y, si es preciso, la mente nos engaña a nosotros mismos porque la mente forma también parte de la trama del organismo. Una defensa más y, por cierto, muy útil y necesaria. Sólo muy poco tiempo antes de la muerte, a veces sólo horas o minutos, solemos darnos cuenta de que "ya". Lo he visto en algunas personas. No sé si te dije que cuando murió mi padre estuve yo sólo con él y que tuvo una agonía de unas tres horas. Yo, que era un crío, pensaba que se moría sin darse cuenta, pero él ya lo sabía. Entonces, en uno de sus fugaces momentos de lucidez, le dije muy angustiado: "Padre, te estás muriendo", él me miró y dijo muy bajo y como para sí: "Este chico es tonto". Le dije lo que para él era una evidencia, o mejor, ya una realidad. Fueron las últimas palabras que intercambiamos. Desde ese día sé muy bien que no soy ningún talento.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es la primera vez que leo este post. Caí en la cuenta ahora, al leerlo por segunda vez. También entonces quise escribir algo, pero igual que ahora, no encuentro las palabras... quizá porque es mucho lo que abarca

ideas dijo...

Discrepo contigo...
Si El pensaba que ese era el final, lo logico es que hubiese intentado tranquilizarte.. al fin y al cabo solo eras un niño... y el tu padre