Caminar por los campos desiertos de Villacadima es dejar que el alma se meza perezosa en el aire ligero y fino de la sierra. Dejar atrás los campos yermos, hoy perdidos, y encaminarse por las suaves hondonadas hacia los pinos que limitan con otro término de bonito nombre, Campisábalos. El recorrido es un placer para el que sobran las prisas. Difícil, muy improbable, casi imposible el dar con alguien. Sería un milagro el ver persona alguna. Sólo sabinas, enebros, pinos y arbustos delimitan a lo lejos los baldíos desiertos y ásperos con la dehesa de tierna hierba poblada por las vacas montaraces.
Llegando casi a la linde entre ambos términos aparece, o más bien se topa uno si tiene la suerte de dar en ella, con una cruz maciza, de piedra, cubierta parcialmente de liquen y en la que cuesta un poco leer estas palabras: D. Manuel Abascal † El 12 de Julio de 1919 D.E.P. La cruz está en lo que se supone que es el camino, ya perdido, de Villacadima a Campisábalos o viceversa. El hallazgo contribuye aún más a dar al paraje un ambiente de mayor soledad, desolación y desamparo al comprobar que la zona, hoy sin vida, la tuvo hasta tal punto que hubo quien la perdiera en sus caminos. Pensando de dónde vendría o a dónde iría D. Manuel en su último viaje, me voy de allí despacio, como llegué, pensando dónde me pillará a mí el mío.
Llegando casi a la linde entre ambos términos aparece, o más bien se topa uno si tiene la suerte de dar en ella, con una cruz maciza, de piedra, cubierta parcialmente de liquen y en la que cuesta un poco leer estas palabras: D. Manuel Abascal † El 12 de Julio de 1919 D.E.P. La cruz está en lo que se supone que es el camino, ya perdido, de Villacadima a Campisábalos o viceversa. El hallazgo contribuye aún más a dar al paraje un ambiente de mayor soledad, desolación y desamparo al comprobar que la zona, hoy sin vida, la tuvo hasta tal punto que hubo quien la perdiera en sus caminos. Pensando de dónde vendría o a dónde iría D. Manuel en su último viaje, me voy de allí despacio, como llegué, pensando dónde me pillará a mí el mío.
3 comentarios:
Qué bonito lugar es el que describes!! Que quietud se respira a traves de tus palabras.
Que descubrimiento tan extraño, una cruz, una lápida en medio de la nada.Quién sería??
Hay veces, cuando me surgen esas cuestiones, que me gustaría estar en una serie de televisión... No tranquilo, no se me ha ido la cabeza, aun.. Pero, no has visto e peliculas y series televisivas, que meten el nombre y apellidos, y fecha de defunción, y te sacan la vida del susodicho?? Pues me ha surgido alguna vez esas ganas de saber, de conocer la vida de alguien, cómo vivió, si tuvo hijos, cual fue la causa de que yazca solo en medio de la nada...
Bueno, vale, es probable que esté loca....
Saludos:
Violeta
D. Manuel Abascal, en 1919, era veterinario titular en Campisábalos, desde donde atendía a otros pueblos, cómo el de Villacadima. Falleció regresando desde este último a Campisabalos por una caída de su caballería sin que se llegara a saber nunca la causa de la caída (infarto ??, la caballería espantada por alguna alimaña ??). Su hijo, también veterinario en la misma provincia de Guadalajara, encargó la Cruz de piedra ubicada en el lugar del fallecimiento. (Gabriel Abascal, bisnieto de Manuel Abascal, Barcelona)
. Manuel Abascal, en 1919, era veterinario titular en Campisábalos, desde donde atendía a otros pueblos, cómo el de Villacadima. Falleció regresando desde este último a Campisabalos por una caída de su caballería sin que se llegara a saber nunca la causa de la caída (infarto ??, la caballería espantada por alguna alimaña ??). Su hijo, también veterinario en la misma provincia de Guadalajara, encargó la Cruz de piedra ubicada en el lugar del fallecimiento. (Gabriel Abascal, bisnieto de Manuel Abascal, Barcelona)
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