Encontrar a quien te escribe es impresionante. No me refiero a encontrar a alguien que te escriba correos o cartas, me refiero encontrar a quien escribe lo que tú piensas o lo que has pensado o lo que no sabías que pensabas pero que descubres de improviso que tenías en mente y que, de repente, te lo encuentras escrito por mano ajena en alguna parte. Es algo que demuestra que la solidaridad de pensamiento también existe y, además, es más desinteresada que la de obra, pues no necesita de la presencia ni del agradecimiento del ignoto interesado. Es la botella con el mensaje que se tira al mar y alguien en algún lugar encuentra. Gracias quien seas.
4 comentarios:
Aunque tengo un dolor dental en este momento, la sonrisa me llega de oreja a oreja: no hace mucho le comentaba a una amiga eso mismo, y casi con las mismas palabras... Aunque yo no me mostré agradecida, solo aprovechada :)
ah, y siempre me sorprende.
Como ahora me ha pasado contigo.
Es una maravilla, en una sola ocasión me ha sucedido que algo que leí, era tal cual una escena de mi vida. Saludos.
Pues me alegro, Sara O. Durán, de que, al azar, hayas dado con este texto.
Gracias.
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