08 septiembre 2010

Y yo contigo

¡Y yo contigo!, decías hace años, tan sencillamente obcecada como espontánea y decidida, cuando me disponía a dejarte para salir con aquellos amigos que se resistían a redimirse de la perdida y cercana soltería. Y ellos, exasperados, alérgicos a tu incómoda y singular presencia femenina, exclamaban furiosos: Ya estamos, ¡yo contigo! Pero a mí me encantaba lo inusual de tu gesto, tu voluntad agreste y primitiva. No me importaba, al contrario, me divertía que, en su fuero interno, pensaran que yo era un calzonazos, incapaz de poner a su mujer en su lugar. Pero nuestro lugar, pese a ellos, era, ya entonces, el mismo.
En el cuadrante sereno de tu amor, soy incapaz de dibujar una ecuación del desengaño. Ninguna coordenada pasada, aún si la hubiese, desbancaría la sólida y cálida línea del sereno presente, del mullido pasado apasionado y del futuro y su después, al que, si lo hubiera y aseguran que lo hay todos los credos, quiero ir contigo. Y yo, aunque incrédulo, empero quiero que lo haya y, además, que esté tan lejos, que quede mucho más allá de Dios que, hasta la fecha, es el punto de referencia más lejano, tanto, que algunos aseguran que se ubica mucho más allá de todas las suposiciones y que es blindada su existencia, independiente de cualquier negativa, científica o agnóstica, que justifique el hecho razonadamente o lo ignore con la rotundidad del que no sabe. Dios les oiga y tome nota de la geometría, madre de las medidas infinitas. Una vez allí, te dejaré elegir camino y, cuando lo tengas decidido, y lo inicies, no lo dudes, te cogeré la mano y te diré, colgado una vez más del paraje sereno de tu compañía: ¡Y yo contigo!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hermosoooo!

Un abrazote espontáneo y gordo.

Redimes a los hombres que cargan a cuestas con esa cruz del "por que son hombres son infieles"

BBK

Soros dijo...

Me gusta, BBK, que el escrito te pareciera hermoso. Ya, con que te hubiera gustado simplemente, me habría conformado. Y, agradecido, te devuelvo el abrazo.
Tanto me da que porque son hombres sean infieles o que sean infieles porque son mujeres. Que cada cual prodría hablar de una manera y todos echarle la culpa a los demás.
No soy quien para redimir a nadie. Cada cual que cargue con su vida. Que, al fin y al cabo, todos respiramos el mismo aire y el sol sigue saliendo para todos.
Saludos y muchas gracias por tu amable comentario.

Unknown dijo...

Revoloteando llegué hasta aquí y he de decir que ha sido muy grato encontrarte, tienes un blog maravilloso, enhorabuena !!

Lo enlazo para volver a visitarte..
Un Besoteeee
Sgroya

Soros dijo...

Gracias, Sgroya. Sigue revoloteando por aquí las veces que quieras y gracias por tu amable comentario.

Paz Zeltia dijo...

y en la foto soleada y azul, al fondo las montañas blancas, frías, aunque distantes.
lo siento, me ha dado como un punto realista gilipollas.

Soros dijo...

Aunque te haya dado ese punto. Gracias por volver por aquí, Zeltia