12 agosto 2009

Mesura


En la tasca hay un hombre maduro, tirando a mayor, que bebe y habla, habla y bebe… De todo sabe. El tabernero es conciliador, como corresponde a su oficio y, con cada consumición, le pone una tapa y le anima amablemente a que la coma y le meta algodón a tanto vino. El otro parece tener sólo sed.
Hay toros en la tele. El hablador no está conforme con la ejecución de la suerte suprema por parte del maestro oficiante. Un recién llegado discrepa.
- Al toro bravo hay que matarle dándole salida natural, hacia los adentros, mientras el torero sale hacia las tablas. Al manso se le mata en la suerte contraria... Pero para eso, hay que sabé… -deja caer el taurino con un retintín muy evidente.
- También está la tradición –dice el discrepante, que no parece persona resignada.
- Claro, y los usos y costumbres –apostilla, con abierta chulería, el entendido- ¡No te jode!
El otro pega un trago a la cerveza, observa un instante al taurino y se calla, fingiendo indiferencia. El entendido, con andares solemnes aunque un tanto vacilantes, se va al servicio. Cuando vuelve se nota que se ha lavado y se ha refrescado la cabeza. Su antagonista termina de un trago la cerveza y se va sin mirar ni despedirse. El taurino, casi retador, le mira salir con un desprecio infinito en la mirada.
- ¡Dios, qué jartá de tontos y, como tienen boca, venga de largá gilipolleces, sin conocé, sin sabé y sin tené mesura! ¡Hay que joderse!

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2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

muy bien reflejada la escena "del entendido"

Soros dijo...

Gracias, Zeltia, por tu mesurado comentario. :-)