Siempre me ha sorprendido que los estadounidenses llamen a su
país con el nombre de todo el continente. Esta especie de sinécdoque (llamar a
la parte con el nombre del todo) suele ser propia de políticos (que, si de todo
abusan, cómo no del lenguaje) pero, en el caso de los estadounidenses, me da la
sensación de que lo tienen interiorizado también los ciudadanos. Creo que los
naturales de los USA, en general, cuando pronuncian la palabra “americanos” no
se están refiriendo al conjunto (brasileños, argentinos, peruanos, mexicanos,
chilenos, panameños…) sino exclusivamente a sí mismos.
Así su actual presidente, Mr Trump, ha llegado a una máxima
simplista que todos sus conciudadanos entienden: America first! Que, para ellos,
significa: ¡Nosotros primero!
Independientemente de los sentimientos de postergación o de
desprecio, o simplemente de rubor por tan mala educación, que puedan sentir los
demás ciudadanos del continente americano o del mundo, esta osadía permanente
de Mr Trump me lleva a pensar en cómo los estadounidenses han llegado a tal
concepción de sí mismos y del mundo.
Dejando a un lado la cortesía y el respeto a los demás, que a
todos debieran habernos inculcado de pequeños, he dado un repaso a la Historia
de los USA por si, de ella, fuera posible sacar alguna idea que justifique esa
osadía de Mr Trump que, algunos (siempre hay extremistas), llaman prepotencia.
El origen de los USA comenzó en un conflicto entre las 13
colonias británicas asentadas en la América del Norte y Gran Bretaña entre 1775
y 1783. Parece que el Imperio Británico quiso imponer en sus colonias un orden
de aprovechamiento en favor de la metrópoli que no existía antes de 1775. A los
colonos esto les pareció una atrocidad y, al sentirse atropellados por un
imperialismo británico, voraz y explotador, invocaron la defensa de sus viejas
libertades allanadas y usaron las asambleas que tenían para pronunciarse en
contra. El conflicto concluyó en una guerra global librada por colonos blancos
anglosajones contra las tropas británicas. Pero los insurrectos tuvieron como
aliados a Francia, España y Holanda en esa guerra, cuyo curso fue decido
especialmente por la intervención francesa y de sus aliados a partir de 1778.
La formación de la nueva república se hace con la
Constitución de 1787 como: Autogobierno, con una Corte Suprema que determinará
el sentido de la Constitución, con una organización federal del Estado y un
poder legislativo bicameral. Representa una ruptura total con el concepto
anterior de soberanía absoluta.
Esta revolución que lleva a la creación de los USA fue
esencialmente política, no social. Realizada por los colonos blancos, excluyó
explícitamente a los negros, a los esclavos y a los aborígenes. Es decir, no
tuvo ningún componente de reforma social, pues la sociedad estadounidense eran
los blancos. Esto hace que esta independencia sea muy distinta de las que se
produjeron sucesivamente en los países latinos del continente americano, donde
la sociedad estaba formada por indios, mestizos, criollos y europeos, las
cuales, en la mayoría de los casos fueron, además de independencias, guerras
sociales. Parece que ya hubo por entonces un “¡Nosotros primero!” en el origen
de los USA que ignoró al resto de la población, autóctona y negra, en beneficio
exclusivo de los colonos anglosajones.
Los problemas surgen con la expansión territorial del país,
al incorporar nuevos estados a la Federación. La primera fue la incorporación
de la Luisiana en 1803. Pero siguió la expansión hacia el Oeste a lo largo del
siglo XIX, con el despojo y la virtual exterminación de los amerindios y la
ocupación de las extensas provincias mexicanas de Texas, California, Arizona y
Nuevo México entre 1836 y 1848. (México estaba muy a mano, tenía sólo siete
millones de habitantes, frente a los veinte de la Federación, y además ya eran
independientes, con lo cual se eludía un eventual conflicto con España y
también, todo hay que decirlo, andaban los mexicanos muy desorganizados con sus
revoluciones internas permanentes y cíclicas. Así que los mexicanos se tuvieron
que resignar, por la fuerza, a quedarse sin la mitad de su territorio.)
El primer problema serio que hace saltar la Federación se
presenta con el asunto de la esclavitud (necesaria en la mentalidad de entonces
para la explotación de plantaciones) que da lugar en 1861 a la Guerra de
Secesión. Con el triunfo de los estados norteños en 1865 se redefinen las
relaciones entre todos los estados de entonces:
En 1865 se produce la abolición de la esclavitud (13ª
enmienda de la Constitución). En 1866 se redefine la ciudadanía para todos los
nacidos en el territorio USA (14ª enmienda de la Constitución). En 1869 se
prohíbe negar el derecho al voto por raza o color (15ª enmienda de la
Constitución). Pero, pese a todo lo anterior, la plena integración de los esclavos
negros, y su descendencia, en la vida ciudadana requirió un siglo más de
segregación y discriminación (1960, Martin Luther King). Y los brotes de
racismo siguen hoy, como todos sabemos.
Durante la Guerra Civil y el periodo de reconstrucción que le
siguió (1865-77) aumentaron los poderes del Gobierno Federal y se reforzó la
idea de una nación estadounidense. Pero también los USA se configuraron como un
imperio continental. Tras todas las tierras ya ocupadas existía una red de
fortificaciones y la importancia del poder militar era similar a la que los
imperios coloniales europeos tenían en África y Asia. Y, además, durante la
etapa de la reconstrucción, los estados sudistas rebeldes estuvieron bajo la
ocupación militar de las fuerzas federales.
Pero la incorporación a la Federación de los nuevos estados,
conseguidos por la expansión imperial de los USA, fue un proceso paulatino y
prolongado. Ya que los principios de “alcance universal” de la Constitución
(derivados del derecho natural y consagrados como derechos y garantías de los
ciudadanos) estaban, de hecho, destinados solamente a los WASP (Blancos, anglosajones y protestantes), que se habían
constituido a sí mismos en una élite privilegiada. Y la historia social de los
EEUU hasta el siglo XX ha estado marcada por definir a quiénes se incluía o
excluía de estos derechos, cosa habitualmente marcada por un filtro racial.
Pero, aparte de estas consideraciones, la experiencia
imperial de los USA en el continente americano siguió así:
Adquisición de Alaska en 1867. Anexión de Hawai, Guam, Samoa
y Filipinas (1898-99). Ocupación de Cuba y anexión de Puerto Rico (1898-1902).
“Panama Canal Zone”, con el Tratado del Canal en 1903. Adquisición de las islas
Vírgenes en 1917. Ocupación de Nicaragua (1912-1933). Ocupación de Haití
(1915-1934). Ocupación de la República Dominicana (1915-1924). Firma con
Nicaragua del Tratado Bryan-Chamorro (1916-1970) que garantizaba una base naval
en el golfo de Fonseca, el uso de las islas Maíz en la costa Caribe y los
derechos para la construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua.
Enmienda Platt, vigente desde 1901 a 1934, que daba al gobierno de los USA derecho
de intervención militar en Cuba.
¿Cómo fue esto posible? ¿En qué se basaban las relaciones
exteriores de los USA?
Desde su origen los USA, en cuanto a sus relaciones con los
otros países de América, tuvieron estos criterios principales:
Desde 1823 la “Doctrina
Monroe” que, en esencia, conminaba a todas las potencias europeas a
abstenerse de intervenir en el continente americano. Y, desde 1904, el “corolario Roosvelt” a la Doctrina
Monroe, donde se decía sin ningún recato: “Si
una nación del continente sabe comportarse con razonable eficiencia y decencia
en los asuntos políticos y sociales, si mantiene el orden y paga sus
obligaciones, no tiene por qué temer la
interferencia de los Estados Unidos; pero si el comportamiento no es
civilizado, en virtud de la Doctrina Monroe, los Estados Unidos deben ejercer
en el continente una función de policía internacional”.
Con estos criterios tan neutrales, objetivos y respetuosos,
la relación de los USA con las otras naciones del continente americano pasó por
varias fases que, siendo todas intimidatorias, se conocen con estos nombres:
BIG STICK (1898-1933) Caracterizada por la
intervención militar directa en otros países.
LA POLÍTICA DEL BUEN
VECINO (1933-46) Que
buscó el evitar las intervenciones directas pero que, sin embargo, apoyó a
dictaduras y gobiernos autoritarios para garantizar la estabilidad interna y la
lealtad al gobierno de Washington.
LA GUERRA FRÍA (1947-90) Los USA lideran la lucha
anticomunista sin pararse en matices y de un modo un tanto paranoico. El furor
anticomunista de Washington identificaba con comunismo cualquier programa
reformista e hipotecaba así la democracia y el desarrollo en lo que ellos
consideraban su patio trasero (Backyard) y que era toda la América Latina.
Pero en todas las etapas, los USA se consideraron a sí mismos
autorizados por derecho propio para llevar a cabo intervenciones militares
limitadas, no como hechos excepcionales, sino como actos normales y permitidos.
Cosa admirable y sorprendente para un país que se considera campeón de la democracia.
(Para no extenderme no citaré las numerosas intervenciones que en el continente
tuvieron y que, quienes tengan una edad, recordarán. Pero no fueron pocas,
aparte de la influencia de los intereses de sus empresas en las economías de
toda la América Latina).
La pregunta ahora sería: ¿Qué fuerza ideológica había, o hay
aún, tras este comportamiento habitual de los USA desde sus orígenes?
Parece que en la Historia de los USA se apuntan estas ideas:
La colonización de los Estados Unidos fue obra del protestantismo anglosajón,
fundamentalmente una obra civilizadora; mientras que la colonización del resto
de América fue una tarea simplemente explotadora del catolicismo ibérico y sus
monarquías esquilmadoras. Desde la independencia de USA sus líderes atribuyen
las turbulencias de las revoluciones latinoamericanas a la herencia ibérica y,
en particular, al retraso provocado por el fanatismo católico (olvidan la diversidad
social y racial que han conservado estos países latinoamericanos y que los
colonos anglosajones estadounidenses “neutralizaron” silenciosamente en el
suyo). Así los Estados Unidos confían en una misión evangelizadora anglosajona
frente a las razas latinas, indígenas y negras para que, con ella, se vean
beneficiadas por el progreso, la democracia y la libertad esos pueblos
atrasados e inferiores.
Pero, principalmente, la mayor carga ideológica de los USA
queda definida en estos dos conceptos: El Destino
Manifiesto y el American Dream.
La doctrina del “Destino
Manifiesto” se perfila hacia 1840 y es la idea de un destino providencial,
asignado misteriosamente a los USA y que se desconoce de dónde provenía, pero
que autorizaba “per se” la expansión territorial de los Estados Unidos. Una
especie de revelación, puede intuirse, si ponemos voluntad en ello. Y quedó plasmado en un artículo del periodista
John L. O´Sullivan, en relación a la anexión de Oregón, publicado en 1845: “…el
derecho de nuestro Destino Manifiesto para extendernos y poseer la totalidad
del continente que la Providencia nos ha dado para el desarrollo del gran
experimento de la Libertad y el autogobierno federativo que nos ha sido
otorgado.”
Seguramente, con este sentir colectivo, casi todos los estadounidenses
de entonces vieron la anexión de los territorios mexicanos, y de todos los
demás, como un resultado de ese Destino Manifiesto Providencial. Pese a todo
estaban “en estado de gracia”: su causa era justa. Parece que el “¡Nosotros
primero!” que hoy se formula formó parte consustancial de la Historia de los
USA desde su origen.
El “American Dream”
iba dirigido principalmente a los inmigrantes europeos (muy numerosos en el
siglo XIX y también en el XX) y les ofrecía un mundo de oportunidades sin límite
por el carácter excepcional del desarrollo estadounidense, basado en el
progreso tecnológico, el crecimiento económico, la libertad empresarial, la
garantía estatal del orden y la propiedad privada. Lo mejor que podía ocurrirle
a la Humanidad era la extensión de los principios de los USA al resto del mundo.
Y así fue como se difundió a los ciudadanos del orbe, que ya no eran admitidos
en USA o no tenían interés en establecerse allí, el “American Way of Life”,
para que practicaran en casa. Hay que decir que aún hay quien cree en el “Sueño
Americano”, pero desde hace años los USA han cerrado sus fronteras, no se sabe
si a todos o especialmente a esas razas inferiores y atrasadas que los viles y ambiciosos
españoles y portugueses explotaron, pero no exterminaron, en la parte de
América que colonizaron tan bárbaramente.
Tras leer esto, cada uno puede recapacitar sobre si los
estadounidenses tienen una mentalidad, procedente de su historia, que les hace
creer en eso de “America first!” como una cosa natural y de toda la vida, como un regalo más de la Providencia que les
bendecirá con esa suerte eternamente. Sin embargo, me da la impresión de que
ese “¡Nosotros primero!”, tan amenazador, no es cosa nueva, sino que ha regido
en ese país desde su fundación. Pero, claro, puede que me equivoque.
5 comentarios:
A mí lo del "Destino Manifiesto" me parece un morro como de aquí a los USA. Todo lo que sea creerse elegido o predestinado, malo, malo.
Y en cuanto al "América first" es horrible pero en Europa también lo practicamos, solo que sin decirlo de forma tan abierta.
Pero tienes razón en tu argumentación, no viene de Trump todo esto aunque él lo agrave y empeore. Tiene esa habilidad el hombre.
Besos
Muy interesantes, coo siempre, tus reflexiones, y tu recorrido por la historia americana, que a mí particularmente me ha interesado y atraído mucho desde que empecé a estudiarla en la universidad.
Hace pocos días leí precisamente este artículo que, si no lo conoces, creo que te puede interesar. Son palabras del gran Noam Chomsky.
Muy bueno Soros ese recorrido por la historia de USA. Como bien dices esa mentalidad de América rica first, siendo América la de unos pocos siempre ha estado ahí, en esa capacidad "salvadora" que se atribuyen, como si fueran los únicos que saben y pueden decidir sobre los destinos de otros, cosa que con frecuencia han hecho a lo largo de la historia.
Dejando un poco de lado la caricatura que es el personaje Trump, que es preocupante, sí me parece muy importante no olvidar la de millones de estadounidenses que se identifican con su manera de hacer y tratar al mundo. Eso es terrible igual que tantos y tantos irresponsables políticos que se dedican a azuzar el odio entre los ciudadanos.
Saludos
Un fuerte abrazo, con mis mejores deseos para ustedes en esta Navidad. Deseando que el 2919 esté lleno de bendiciones.
Espero que estés bien.
Paso a desearte un feliz año nuevo.
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