María Vanesa de las Mercedes
recapituló.
-O sea, que crearon
a la mujer independiente e independientemente. Crearon a esa tal Lilith, que
dices que se llamaba, y, luego, totalmente arrepentidos, otra que se suponía desalojada
del costillar del hombre, la tal Eva. Vamos, una dependiente fraguada desde su
origen, un apéndice la pobre, una subordinada nata, un pegote del hombre, un
pispajo torácico, una arrimada, una sosa apegada, como una tonta, al pecho que
la vio nacer. Vamos, los corruptos haciendo leyes de transparencia. Talmente lo
mismo. Y luego decimos de la mujer musulmana, si es que sois todos iguales.
Y su amigo Paco se lo volvió a
explicar, tratando de que la Vane no se pusiera de manos:
-No señor, lo
que pasa es que la Lilith, la mujer original, les salió mal. O sea, que
físicamente les salió muy bien, entiéndeme, que era una real hembra, pero, mentalmente, era independiente la jodía.
En consecuencia: fracaso total.
La Lilith
parece ser que iba a su aire, cosa que hacía también Adán sin que nadie le llamara al orden. Pero como
tanta libertad no convenía porque, a saber, ¿para qué sirve la libertad? Pues
para discrepar, para ser distintos, para romper la uniformidad, para evitar la
ortodoxia, para no seguir el mismo camino, para mear fuera del tiesto y para
muchas otras cosas que, en términos religiosos, eran pecado y, en términos
sociales, eran delito, pues la creación de la Lilith fue un fracaso. Ni más ni
menos.
Si para pecar
y delinquir ya estaba el hombre, sólo faltaba que le animara una mujer tan
independiente como él que, encima, pecara y delinquiera a su aire o, en el
mejor de los casos, le diera ideas. Pues no. Se ve que la libertad no convenía
y bueno, puestos a darla, se la dieron al hombre, pero así, a dedo, como a los
contratistas. Hala, majo, que, aunque seas un incontrolado, va en tu
naturaleza. Y los tíos tan pichis, todos campando por ahí como primos de Dios.
Las Evas a
cuidarlos y a mantenerlos en el redil de la creación ordenada, de lo moralmente
viable, de lo éticamente sostenible, de atraerlos al redil del arrepentimiento
y del perdón. Vamos un equilibrio, una obra de arte de la ingeniería social.
En
consecuencia, de la Lilith nunca más se supo, que para eso era una tía
independiente y que no se prestaba a componendas. Hala, castigada al anonimato bíblico.
Pero a la Eva, pobrecilla, todas las desgracias se las endilgaron. Que si,
encima, fue la que engañó a Adán, con lo de la manzana digo, que la pobre no
tenía más alcances ni mucho donde elegir. Pero, vamos, que si miramos, a partir
de ahí, a las descendientes de la Eva les cargaron con todo. Principalmente con
la cosa de la misma descendencia y la vida hogareña. Qué coñazo. Y, fíjate, que
con esta última expresión de tedio, tristemente sexista, ya se referían a Eva.
Cuidado que lo tenían claro.
En cambio de
la Lilith nunca más se supo. Esa no interesaba, era un mal ejemplo. Y todo por
qué, porque hacía, por lo visto, lo que le daba la gana. Ni madre, ni mujer
hogareña, ni paridora de hatajos de hijos, ni compañera, ni administradora, ni
cómplice, ni acogedora, ni laboriosa, ni leches. Una tía independiente que iba
por ahí desafiando a los hombres y tocándoles los mismísimos códigos éticos y
sociales. Una holgazana, una burladora, una vividora y una tirada que, sin
apego a los hombres -salvo algún ratillo entretenido- se lo montaba de puta madre
(teniendo siempre fama de lo primero sin ser casi nunca lo segundo). Qué
vidorra. Se lo montaba de cojones. Esta última expresión de gozo también es
alegremente sexista como todo el mundo sabe. Y, sobre todo, vivía al margen del
hombre, monopolizador de la libertad, y eso sí que no podía ser.
Dicen, en
confianza, las malas lenguas de los enteradillos bíblicos que la Lilith fue la
primera mujer de Adán y, aún en voz más baja, la primera señora que hizo uso
del divorcio, de la separación o del más natural, por entonces, “¡ahí te
quedas, pichón!”. Pero que, como Adán no podía con ella de ninguna manera, o
sea, de ninguna, pues que hubo de creársele otra de su propio cuerpo, como de
encargo, por ver si así dominaba a su pareja y seguía siendo el rey de la
creación. Vamos, que le hicieron otra casi a la medida, como un primer intento
mixto de cirugía plástica y clonación, o sea, como el que le corta un traje
pero de la propia carne.
Porque lo que
es la Lilith, ¡cómo les salió!, ¡cómo les salió la Lilith! Menuda loba, solitaria
o acompañada.
Hasta algunos,
con muy mala leche, dicen que Lilith es el nombre de una diablesa, que ya es el
colmo del descrédito, vamos como si la hubiesen publicado en sálveme Dios decir
las radios, las teles o en los mismísimos sermones de algunos obispos
positivamente negativistas de cualquier evolución. Las gentes de orden, que por
lo visto son tan antiguas como el mundo, si no más, pues hay quienes dicen que
incluso lo fundaron, no la podían ver ni en pintura, ni en el resto de las
artes plásticas.
A las Evas más
conocidas de la Historia, para acreditarlas, pues cogieron y les llamaron
mujeres fuertes de la Biblia pero no por su independencia, que de eso nada,
sino porque, además de cumplir con su papel tradicional, todas tuvieron tiempo
para hacer alguna barbaridad. Eso sí, heroica.
Así que casi
todo el género humano somos descendientes de las Evas, que eran las más
predispuesta a criar. Algunos hay que lo son de las Liliths pero, de estos,
casi ninguno conoció a su madre, como no le diera por buscarla cuando se hizo
grande. Y si la encontró fue a fuerza de fuerza, que las Liliths siempre han
sido de estarse poco quietas. Y no lo digo sólo por el triquitraque promiscuo y
divertido que tanto les gustaba, sino porque eran de naturaleza errante. Esa
misma promiscuidad de las Liliths se veía en los hombres como cosa propia de su
naturaleza. En la Biblia no se cortan, todos tenían esclavas, concubinas y una
mata de esposas por si se aburrían, pero consideraban vicio nefando esta
actitud cuando se trataba de sus santas costillas. A las Evas las querían para
casa, las Liliths eran otra cosa.
¿Qué? ¿No te
crees esto? Pues peor para ti. A ver, ¿qué quieres? ¿Ejemplos?, ¿pero ejemplos
concretos y prácticos? Pues me sobran. Ahí va uno:
Entre otras,
por ejemplo, las tías que anuncian las colonias y los perfumes son Liliths. Por
eso hay tan pocas y casi todas hablan otras lenguas o la nuestra con un acento
super extranjero.
Si las mujeres
que vendieran aromas fueran Evas, veríamos orondas o, al menos, redondeadas
madres rodeadas de niños, amamantando rorros, acompañadas de hombres de mirada
ausente con sobrepeso o, al menos, con barriguita cervecera. Ellas haciendo
papillas en la cocina y ellos arreñalados en sofás frente a la tele, con un
bote de cerveza en la mano y tres o cuatro vacíos sobre la mesita que, a modo
de altar de las ofrendas intelectuales del hogar, hay delante de la aplanadora
pantalla plana. Naturalmente, viendo el fútbol con camisetas roturadas con los
nombres de sus eminencias los talentos del balompié mundial.
Sí, Eva,
bonita, échate, échate ese seductor aroma de Parbouche de Fior y habla con
acento extranjero y con voz ronca que, con el olor de las vomitonas, las cacas
de los niños y las efusiones gaseosas del marido (que la cerveza abre víscera),
ibas a vender tú cabecitas de hostias aromatizadas. Menuda exótica evocación la
del pestín hogareño. Ninguna mujer, de las de los perfumes, es una Eva. Eso que
te quede claro. Vamos que ningún hombre identifica a “su mujer” como a una
anunciadora de perfumes. Ni por pienso. Sólo faltaba eso.
Desengáñate
son las Liliths las que venden la colonia. Las han rehabilitado los
publicistas, que son unos linces en Historia Sagrada, para la modernidad.
Una Lilith
puede ser una mujer aparentemente comedida, metódica, minuciosa, siempre
serena, sobria, educada pero distante, una mujer que sabe estar y en ningún
momento olvida quien es. Vamos, casi una dama victoriana por encima del vulgo
vulgar. Una Lilith emana distancia y misterio. Es algo tan exótico, inalcanzable
y fascinante como la verdad en boca de un político. ¿Estamos?
Bien.
Sin embargo,
en un momentín dado, le sale la fiera esencia que lleva dentro. Desvela una
libertad que pone al homo contra las cuerdas. Claro que no soy “tu mujer”,
imbécil, ni la de nadie, yo soy la homa, el femenino del homo pero no su
propiedad. Y va la Lilith y se desliza displicentemente entre torsos desnudos
de hombres atarzanados, les mira con aires de conocedora, les rechaza
displicente o les sonríe prometedora y sibilina. A la altiva Lilith le encanta
soñarse tiradaza entre cojines, bañada en aromas, ansiada por los Adanes que,
como tales, beben los vientos de su estela, mientras ella enseña garramen entre
las gasas sutiles de vestimentas volátiles y no disimula, en su lúbrico reboce
por el santo suelo, los insinuantes encantos de todos los golfos del Sudán, el
apretado canal del Tetuán y todas las protuberancias y depresiones venusianas.
A ninguna Eva
se le permitiría tal desparrame. ¡Sacre Bleu! Como mucho, tacones, traje llamativo
y pamela en las bodas y para de contar.
¿Te vale? Pues
si no lo entiendes es que estás tonta. Con perdón, María Vanesa de las
Mercedes.
-¡Jodá masho
tú! Ahora me explico por qué pasa lo que pasa, si es que nos la urdieron desde
el Génesis, anda que no ni na. Y las Liliths de publicistas, no, si ya decía yo
que las modelos no eran de este mundo. Calla ya, Paco, no me cuentes más que me
estás descomponiendo –dijo la Vane.
-¿Cómo que no
te cuente más?
-Pero qué
machista y qué cabrón. Y te lo digo desde la tolerancia y el respeto. Pero es
que, quis, quis, quis, quis, te abofitiaba pero ya, en tiempo real–dijo la Vane.
-Calla, mujer,
que ya sé yo que, por mantener la paz, tengo, a veces, incluso que ceder de mis
derechos. Pero la verdad, lo que es la verdad, no tiene más que un camino.
-Que te calles
ya, Paco, que te la estás buscando sin conocimiento.
-¿Callarme yo?
Y si quiero canto otra.
FIN
8 comentarios:
¡¡¡Qué razón tiene el Paco éste!!! ¡¡¡Qué poco glamour tienen las Evas convencidas!!! :)
Pero habría que decir que esta dicotomía que plantea entre un tipo de fémina y otro es un poco excluyente. Son, a mi juicio, dos tipos psicológicos que se complementan. Y no olvidemos que amar es siempre depender un poco...
Me ha encantado el texto. Derrochas gracia y los términos que te inventas son increíbles.
Besos, Soros.
Gracias, Sara.
Bueno, ya sabes, para hacer un poco de humor valen todas las contradicciones, aunque, algunas veces entre la ironía queden algunos jirones de la triste realidad.
Besos.
Me caían muy bien las Liliths pero desde que sé que son las que anuncian perfumes ya no tanto, es que siempre me han puesto un poco nerviosa esas mujeres así como tan intensas que sueltan frases susurrantes en francés.
El texto es divertidísimo y contiene, entre broma y broma, muchas verdades.
Lo dicho: quiero llamarme María Vanesa de las Mercedes, Vane en la intimidad.
Besos
Gracias, Palomamzs.
No creas que las Liliths, igual que los hombres, también tienen lo suyo. Lo que ocurre es que el Creador, no sé por qué razón, tuvo más predilección por lo hombres.
Besos.
Pues nada, que me he reído mucho con lo de la Lilith y los perfumes, como ya te imaginarás ;D
Qué ocurrencias tiene este Paco. Y qué bien las cuenta.
Va a ser que aún llegaré a la conclusión que Dios se nos dejó un tercer tipo que haga una mezcla de lo mejor de Eva y de Lilith y tachin tengamos a "la femme" perfecta jajaja.
Nada que no, no hay ni mujeres ni hombres perfectos, que lo importante es aprender a vivir con las imperfecciones y que no nos diga ni Dios ni hombres ni nadie cómo tenemos que ser y a ver si aprendemos a vivir aceptando las diferencias.
Buen sentido del humor el del Paco.
Saludos
Ángeles, me alegro de que te hayas reído. Al Paco siempre le ha gustado cascar por los codos, así que me suele dar bastante trabajo. Creo que es un creador de empleo.
Gracias.
Conxita, hay rumores en la fiscalía de que a Dios, en esos asuntos de la mujer, intentaron corromperle. Pero nadie aporta pruebas, ni se atreve a nada. Sospecho que Dios está hiper super mega aforado. Vamos, que no hay quien le meta mano. :-)
Gracias por tu comentario.
Saludos.
Publicar un comentario