14 diciembre 2010

Duelo tardío por un amigo

En los últimos años dos trozos de papel eran nuestro contacto. Una vez al año, por Navidad. Una felicitación, con las cuatro letras imprescindibles, y un décimo de lotería.
Hablar, cada vez menos. Tal vez, porque el diálogo dolía. En diciembre del 2007 fue la última vez. ¿Qué te cuentas, serrano?, dije como solía.
Pero me contestó una voz doliente y débil que no reconocí. Ni pregunté, ni me dio explicaciones. No hacía falta. Las conversaciones se acortan si son una tortura. Aquélla, tan breve, sabía a despedida.
A finales del 2008 le llamé de nuevo. Tanto el del piso de Madrid, como el teléfono del pueblo, estaban anulados. Lo dijo el eco grabado de una telefonista. Imaginé, sin certeza, lo peor.
Quise suponer que era su hermana la que había muerto y que él se habría recogido en una residencia. Y pensé, si así era, lo que me gustaría hacerle una visita. Pero mis averiguaciones fueron vanas.
Puede que, por las fechas, le recordara esta mañana.
Se han amontonado las visiones: Anguita, Guadalajara, Esteras de Medinaceli, Soria, Yunquera y Saelices. Las he parado. No quería que les imitaran los olores, los sabores, los sonidos y, menos, los afectos y las risas.
En 1993 le acompañé en la despedida a la querida María Luisa, su mujer.
Y, ya entonces, lloramos juntos por ella, por nosotros y por los momentos que nunca volverían. Fueron muchos años de roce, de familiaridad y, siempre, de cariño mutuo. Su generosidad siempre sobrepasó la mía.
Se marchó a Madrid, con su hermana María.
Esta mañana, entre el cascajo de noticias desparramadas por Internet, lo he encontrado. Antes de leerlo, lo sabía. Una reseña del ABC de Madrid, del 16 de marzo del 2008. Entre los fallecidos: Fortunato Valentín Cabra Sanz (84). Sólo uno más en una lista.
Así que ya no habrá visita y sólo este pequeño duelo mío, tan sentido, y con tanto retraso. Gracias por todo, Valentín.

14 comentarios:

isidro dijo...

Es la inexorable ley de vida, pero lo importante, es tener a los amigos en el recuerdo.

Un saludo

isidro dijo...

Es la inexorable ley de vida, pero lo importante, es tener a los amigos en el recuerdo.

Un saludo

Soros dijo...

Isidro, hoy, día de San Lázaro, me gustaría que se pudiera recuperar a los amigos muertos.
A Lázaro, si el evangelista San Juan no era un mentiroso, lo resucitaron por amistad a los cuatro días de estar muerto.
Me conformo, sin afirmar ni negar lo que los evangelios dicen, con resucitar a los míos del único modo que yo puedo: en el recuerdo.
Pero creo que eso lo has dicho tú en menos palabras.
Un saludo

Anónimo dijo...

También en el recuerdo, bastante vago, tengo a Valentín y, algo más, a María Luisa, ¡qué pareja! Vaya par de venteros en su venta de Esteras; ya sé que no era venta, era la casa de todos los que por allí pasamos.
Estarán juntos y felices, seguro.
Frebie

Soros dijo...

No me imaginaba que los recordases, pero ya veo que sí.
Un abrazo, Freebi.

Paz Zeltia dijo...

Siento la muerte de tu amigo.
Por ti.
[y por él y todos los amigos que se van que nos van dejando reducido el espacio de vivir]

Un abrazo, querido.

Soros dijo...

Así es.
Gracias, Zeltia.

Anónimo dijo...

Gracias a todos. Gracias por recordarlos con tanto cariño.
Luis, sobrino de María Luisa

Soros dijo...

No nos des la gracias, Luis. Ya sabes cómo eran los dos. Todos los que les conocimos les recordamos con cariño.
(Soy Salva, no sé si te acordarás de mí.)
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Qué emocionante esta entrada, supongo que será el amigo al que te referías el otro día.

Soros dijo...

No, Palomamzs, éste, más que amigo, fue para mí algo más parecido a un padre ocasional, una especie de protector.

Unknown dijo...

La alegría y simpatía siempre fueron una constante en la vida de Valentín y María Luisa, quienes les conocimos les recordamos con cariño. Mi recuerdo emocionado para ellos. Soy Pedro sobrino carnal de María Luisa.

Soros dijo...

Pedro, no sé si llegamos a conocernos. Soy Salvador Sánchez. Mi padre, Vicente Sánchez, era primo de Eduardo Sánchez, el de la fábrica de harinas de Anguita. Tuvimos una relación de cariño y de amistad toda la vida con María Luisa y Valentin. Estuve muchas veces en Esteras y, casi hasta que murió Valentin, estuvimos en contacto.
Ya veo que tú también tiene un grato recuerdos de ellos.
Un abrazo.

Soros dijo...

PEDRO SALCEDO SIGÜENZA:
También escribí esto sobre ellos:
http://sorozs.blogspot.com.es/2009/06/casa-valentin-bar-jalon.html
Saludos.