En el barrio de San Gil
se ha cerrado la taberna
pues por falta de parroquia
se marchó la cantinera.
Ayer, sin un ruido, del mismo modo discreto que gastó para pasar su vida, la señora Basilia, última tabernera de la calle Real, dejó su barrio definitivamente desatendido. Sus antiguos parroquianos: Eugenio el Cocina, Prudencio el Romero, Tomás el Galgo, Paco el Cartero, Pedro el Piquique y todos los demás, la hubieran acompañado, con sentimiento y cariño verdadero, en su última subida por la cuesta del cementerio, si no se hubiera dado la triste coincidencia de que todos la esperaban allí.
2 comentarios:
Descanse en paz...
La del desierto (recién llegada del puerto)
Bien merecido lo tenía pues pasaba los 90.
¿Mejor en el desierto que en puerto?
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