Creo que es la primera vez que aguanto tanto tiempo seguido en el mismo sitio. Pienso que he encontrado un lugar ideal, un clima agradable, un entorno amable y con poca población, incluso en estos veranos actuales del turismo inevitable, incesante, casi obligatorio. La brisa me refresca con la agradable sensación táctil de una sábana blanca, tersa y limpia de cama recién hecha. Oigo rebuznar un asno no muy lejos, un ruiseñor canta emboscado en el fondo en la umbría y muy cerca ladra un gozquecillo que corretea revoltoso y alocado entre las acequias, como si todo su cuerpo nervioso y vibrante fuera una expresión pura de alegría. Me pregunto cuánta gente joven habrá que haya oído rebuznar a un pollino en su vida.
Luego me digo que tal vez el sitio no sea más ideal que otros, aunque me lo parezca, y sea simplemente que con los años esté perdiendo la pasión por viajar, por moverme de continuo, por no parar quieto y la tierra me vaya atrapando más día a día como si ejerciera sobre mí cada vez más gravedad, de manera que, según el tiempo pasa, el día menos esperado termine por absorberme en cualquier sitio y hacerme coincidir con ella para siempre, como si volviera a ser su propiedad o simplemente parte de ella otra vez.
En Pitres, sentado bajo una frondosa y umbría arboleda me encuentro tan a gusto que desearía que este instante durara para siempre o, al menos, para todo lo siempre que pueden ser los siempres.
Luego me digo que tal vez el sitio no sea más ideal que otros, aunque me lo parezca, y sea simplemente que con los años esté perdiendo la pasión por viajar, por moverme de continuo, por no parar quieto y la tierra me vaya atrapando más día a día como si ejerciera sobre mí cada vez más gravedad, de manera que, según el tiempo pasa, el día menos esperado termine por absorberme en cualquier sitio y hacerme coincidir con ella para siempre, como si volviera a ser su propiedad o simplemente parte de ella otra vez.
En Pitres, sentado bajo una frondosa y umbría arboleda me encuentro tan a gusto que desearía que este instante durara para siempre o, al menos, para todo lo siempre que pueden ser los siempres.
4 comentarios:
"Para todo lo siempre que pueden ser los siempres"... me ha gustado tu frase.
Ojalá que te dure por siempre el gusto que deseas. Y, sobre todo, que lo aprecies siempre en su misma magnitud o gozo.
Ya volvimos... casi ;-)
qué bien.
y ser consciente.
y recordarlo.
y escribirlo.
lo de que con los años se vaya perdiendo la pasión por viajar... no sé. pero sí comprendo mucho mejor a quienes se asientan en el lugar que les gusta y de allí no los mueve nadie.
Es, Piel de Letras, la frase con la que acaba el Castro Bonaval.
Ya estoy por aquí de nuevo y espero tardar algo en marcharme de nuevo.
Saludos ;-)
No creo, Zeltia, que pese a lo que escribí vaya a ser mi caso el de asentarme. Pese a los sedentario de mi verano he estado en 16 lugares distintos. Pero sí, algunos me capturaron casi como nunca.
Bueno, la verdad es que no tengo gran memoria, escribo las cosas casi a diario. En papel, cuando no tengo el ordenador.
Saludos ;-)
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