En el bar del pueblo hay dos teles de plasma. Una en una pared y otra en la opuesta, de modo que puede verse muy bien qué parroquianos miran a cada una. En una se puede ver hoy el premio de Hungría de Formula I y, en la otra, la etapa decisiva del Tour de Francia. Mientras miro el Tour ensimismado me doy cuenta, repentinamente, que todo el resto de la gente, que son personas de toda edad y condición, está pendiente del automovilismo. De hecho, la tele donde se televisa el Tour es toda para mí. No me lo creo. Me quedo sorprendido y, hasta por un momento, temo que me la apaguen o cambien a algún programa del corazón. El pueblo donde estoy es, como casi todos, agricultor y ganadero, un pueblo de gente acostumbrada al trabajo corporal. Me pregunto, si, en un pueblo como éste, no se aprecia el tremendo esfuerzo físico, el sufrimiento y el espíritu de sacrificio que supone ganar un Tour de Francia cuando, además, es un español el líder, ¿qué futuro nos espera?
Mi mujer, que, sin demérito por mi parte, es mucho más lista que yo, dice que es que a mi me gustan cosas que se han quedado ya muy anticuadas. Seguro que lleva razón. Tendrá que ser así. Se ve que hay cosas que ya no se llevan y uno anda por ahí sin enterarse. Claro donde esté un coche...
Mi mujer, que, sin demérito por mi parte, es mucho más lista que yo, dice que es que a mi me gustan cosas que se han quedado ya muy anticuadas. Seguro que lleva razón. Tendrá que ser así. Se ve que hay cosas que ya no se llevan y uno anda por ahí sin enterarse. Claro donde esté un coche...
4 comentarios:
Darse cuenta de qué pasa alrededor de uno mismo es jodido, pero bonito. En éste caso, siempre nos quedará eso de que... "las modas siempre vuelven y que lo retro, aunque sea solo para algunos, siempre está de moda." Un abrazo bien fuerte desde Seúl.
Pero, Adrià, no me imaginaba que echaras un vistazo a esto y menos desde Seúl.
Un abrazo para ti y todos los tuyos.
Me pongo en tu lugar. A mi también me miran como a un bicho raro cuando en medio de la tertulia mañanera de los lunes en el trabajo, en medio de alabanzas a un tipejo apellidado Alonso, suelto aquello de " a mi las motos y los coches no me interesan"
Motos y coches, Lima, es casi lo único que nos sobra. Si por las emanaciones de CO2 les ha dado por meterse con las bolsas de plástico, imagínate la caca que son los coches y las motos.
Saludos.
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